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martes, 17 de noviembre de 2015

Las Redes Sociales y su impacto en la investigación





Las redes sociales han irrumpido en nuestras vidas casi sin darnos cuenta. Estamos informados y conectados rápidamente y en todo momento sin ningún tipo de esfuerzo, creándonos una necesidad de información en ocasiones excesiva. Pero las redes sociales se han hecho extensibles no sólo al ámbito social-personal sino también profesional.

Cualquier vídeo, comentario, imagen… se puede convertir en viral en cuestión de horas. Y para muchos parece un reto el conseguirlo. Desde luego sería el sueño de cualquier grupo de investigación conseguir un nivel de difusión capaz de dar la vuelta al mundo con un gran impacto. Cada vez más la comunidad científica está en redes sociales generales o más específicas como es el caso de ‘ResearchGate’. Pero la realidad es que nos seguimos moviendo dentro de un círculo pequeño, y es difícil llegar al público general.

El mundo de la investigación se ha movido de una manera similar a como lo hacen ahora las redes sociales en cuanto a la difusión de un concepto. En la actualidad la calidad de un video, un artículo, una opinión en un blog se ve juzgada en función de la cantidad de gente que lo comparte, “le gusta” o lo “retweetea’… En el caso de la investigación el impacto también viene dado por la cantidad de investigadores que comenta o cita un trabajo en otros artículos. La diferencia que existe entre ambas y es un grave problema de la investigación actual, es que la mayoría de los artículos científicos se publican en lo que se llama “revistas de impacto”, que se basan en un sistema de evaluación según los datos aportados por los informes del JCR (‘Journal Citation Reports’) de la empresa privada ‘Thomson Reuters’, sistema adoptado por la mayoría de las instituciones para evaluar la calidad de los grupos de investigación. Según el número de publicaciones, el impacto de la revista en que publicamos, cuántas veces se nos cita…se nos otorga un índice de impacto, un índice o etiqueta como carta de presentación, por el cual se nos juzgará para conseguir futuros proyectos o incluso puestos de trabajo. Este sistema sería estupendo, siempre y cuando la evaluación de artículos científicos o proyectos de investigación lo hiciera una institución sin conflicto de intereses y no otros investigadores que trabajan en el mismo campo, los cuales son para muchos la competencia directa, y donde existe un terrible celo profesional, que hace que se valore más si conoces a la persona autora del trabajo que sobre la calidad del mismo, haciendo difícil el acceso a estas revistas sobre todo a grupos pequeños o jóvenes investigadores.

En este sentido las nuevas redes sociales pueden ser un gran punto de partida para cambiar esto, lugares donde grupos pequeños de investigación o jóvenes investigadores puedan publicar trabajos e ideas, sin miedo a los revisores o a que otro grupo más grande le quite la idea (que también pasa mucho).

Por este motivo, los que nos movemos en este mundillo de sobra sabemos que la inclusión de determinados artículos en “revistas de impacto” no está relacionada con la calidad o su utilidad científica y/o social. Y muchas veces nos quedamos con datos realmente meritorios, pero que el no-interés de unos pocos nos atasca la difusión.

Ya no nos extraña que autores, cantantes, cocineros, etc. anónimos para el público en general comiencen su carrera en la red, evitando restricciones intermediarias y consiguiendo convertirse en el libro más leído o el vídeo más visto en poco tiempo, pudiendo lanzar así su carrera y demostrando el verdadero impacto de su trabajo.

Tal vez se debería re-evaluar la medición del impacto de los trabajos científicos, o hacer hueco a la valoración en función de nuestra actividad en la red. Con el número de redes sociales que hay hasta el momento y la interconexión que existe entre ellas es relativamente sencillo conocer el perfil de usuario que está usando una determinada red o que está dando una opinión en concreto, y poder establecer estadísticas en cuanto al número de visitas, comentarios, me gusta, ‘retweets’…en definitiva evaluar el impacto no sólo en la comunidad científica sino también en la sociedad porque no nos debemos olvidar de que nuestro fin último no es sólo científico sino también social.


Eduardo de Mercado y Cristina Tomás
Investigadores del "Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León"
Miembros de la Asociación Andrés Laguna para la Promoción de las Ciencias de la Salud

jueves, 12 de noviembre de 2015

JORNADA "SALUD Y REDES: IMPACTO SOCIAL"



Nueva actividad organizada por la ASOCIACIÓN ANDRÉS LAGUNA PARA LA PROMOCIÓN DE LAS CIENCIAS DE LA SALUD.

Jueves 26 de Noviembre
Colegio Oficial de Enfermería.
C/ Lérida nº 14. Segovia

PROGRAMA:

17:30 h
Las Redes Sociales en la cultura digital.
ALFONSO GUTIÉRREZ MARTÍN
Prof. de Tecnologías de la Información y Comunicación aplicadas a la Educación. Universidad de Valladolid

18:00
La creatividad como actitud saludable en el ámbito de las nuevas tecnologías.
JON DORNALETECHE RUIZ
Prof. de Nuevas Tecnologías de la Comunicación. Universidad de Valladolid

18:30
La difusión científica y técnica a través de las Redes Sociales. Algunos ejemplos.
ALBA TORREGO GONZÁLEZ
Profesora de Tecnologías de la Información y Comunicación. Universidad de Valladolid.

19:00
Sanitarios en redes. Sanitarios enredados.
MÓNICA LALANDA SANMIGUEL
Medico. Coordinadora de la guía nacional de buen uso de RRSS para médicos.

19:30
Mesa redonda con todos los intervinientes.
Modera: CRISTINA TOMÁS ALMENAR
Asociación Andrés Laguna

ORGANIZA
Asociación Andrés Laguna para la
Promoción de las Ciencias de la Salud

COLABORAN:
Colegio Oficial de Enfermería de Segovia
Universidad de Valladolid


Entrada libre hasta completar el aforo

martes, 10 de noviembre de 2015

Redes Sociales: La nueva forma de comunicarse







            Cuando en la actualidad hablamos de comunicación entre seres humanos, el término red social aparece en las dos primeras frases, y una vez llegado a ese punto, si no conoces los vocablos trending topic, hanstag, muro o viral, deberás admitir que estás totalmente desfasado.

            El mundo de las redes sociales, ya se llamen Twitter, Facebook, LinkedIn o Tuenti, no es sólo un universo de comunicación, sino que su influencia es tan enorme, que revoluciones como la tunecina, la egipcia, o la siria han comenzado por él; y si bien ese inicio nos conmovió a todos por este aire de libertad que parecía tener, la actualidad nos ha demostrado que, a pesar de que el efecto de comunicación es importante, el control de esos medios por parte de quien ostenta el poder puede anularlo, ya sea por las armas -como se ha visto en Egipto- o cancelando las comunicaciones cibernéticas con occidente -como ha ocurrido en China-. En fin ¡¡siempre nos quedará Túnez!!

        Pero las redes sociales no sólo tienen ese impacto “político”, sino que es algo tan impresionante, ¡tan maravilloso!, que consigue que unas personas digan a otras lo que piensan acerca de cualquier tema en cualquier parte del mundo. Nos enteramos tanto de los grandes asuntos que ocupan la atención de casi toda la humanidad como de los pequeños que ocupan el interés de tan sólo dos o tres personas.

      Podemos ver la representación teatral de unos niños en una pequeña aldea lapona, o un gran juego de magia que el mejor mago del mundo representa en el mejor teatro de Broadway. Sabemos que nuestra amiga Luisa ha aprobado la oposición y lo está celebrando en Torrevieja donde luce un bikini espectacular, y los profundos pensamientos de nuestro amigo Antonio acerca del sentimiento de las ballenas piloto. ¡Nunca hemos tenido tanta información de nuestro entorno! A estas alturas del invento Facebook y Twitter, que tanto dinero han dado a unas cuantas personas, se han convertido en la Wikipedia (otra RRSS o red social) de cada persona. Ya es posible que hablando de o con una persona común -quiero decir no famosa- , en breves minutos podemos conocer gran parte de su vida, al menos de la vida que hay escrita.

     Pero no solamente nos comunicamos política o personalmente, sino de forma profesional, porque  continuamente se vuelcan en la red los avatares que ocurren en cada profesión. Tanto es así que vivimos la maravilla de seguimientos de blogs personales donde individuos con ánimo y temas sobre los que escribir nos deleitan con ellos, ya sean de cocina, de fotografía, de belleza, de medicina, de veterinaria, de enfermería, de cuidados, de formación y un sinfín de asuntos más.

    Y el “novamás”  es el número de seguidores: cuantos más tienes, más impacto e influencia social posees, y más prestancia cibernética adquieres. Recuerdo que una vez me retwitteó un twett la Universidad Autónoma que llegó a 100.000 seguidores, ¡¡nunca había escrito para tanta gente a la vez!! Recientemente el responsable de la Policía Nacional que llevaba los tweet, estaba consiguiendo tantos seguidores que fue fichado por una multinacional.

        Por concluir, si quieres comunicarte, ya no puedes hacerlo por carta, solo el whassap, mail, y los antes mencionados te permitirán estar en esta sociedad de la comunicación.

         Pero a lo largo de este relato, has ido percibiendo que además de las excelencias que aportan las redes sociales, conllevan algunos riesgos, y no sólo los hasta aquí descritos. Con alguna frecuencia se han producido acosos cibernéticos a ciertas personas -que por suerte ya se pueden denunciar -, en ocasiones se originan disputas entre los participantes en esas conversaciones electrónicas en las cuales unos y otros se pierden el respeto, y otras veces se utilizan las imágenes de terceros sin su consentimiento. Como todo en esta vida, el problema o la excelencia de una  herramienta no está en ella misma, sino en su aplicación, y como en cualquier relación entre los humanos, la base de cualquier iniciativa debe ser el comportamiento ético y el respeto al otro.

      ¿Qué horizonte esperan a las  redes sociales? Pienso que se incrementarán enormemente, que alcanzarán campos que hasta ahora no imaginamos, y que desde luego cubrirán de forma importante esa necesidad imperiosa que tenemos los humanos de comunicarnos. Cuando esto avance, echaré de menos la cercanía visual de las personas, sus olores o sus gestos, aunque supongo que no tardarán en descubrir cómo integrarlos.


Juan Manuel Garrote Díaz
Secretario General de la Organización Médica Colegial

Vicepresidente de la Asociación Andrés Laguna para la Promoción de las Ciencias de la Salud